viernes, 7 de mayo de 2010

¿Conoces el sabor de la alegría de vivir?

 La puedes degustar en la medida en que tú decidas recibirla y vivirla, la encontrarás en todo momento y en todo lugar.
No puedes conseguir alegría quitándosela a los demás; desaparecería tan pronto como intentases poseerla. Tampoco podrías sentirla agobiándola con todo tipo de condicionamientos y limitaciones.
La alegría que buscas está más cerca de lo que crees. ¿Cuántas veces la has buscado allá a lo lejos, esforzándote por descubrirla a la distancia cuando en realidad estaba frente a ti?
La alegría no se encuentra al llegar a un cierto lugar donde ella se encuentra. Se la experimenta dándole cabida en los instantes de tu vida.
Si temes perderla jamás podrás llegar a conocerla de verdad. Deja de lado la necesidad de retenerla, de encerrarla, y sólo entonces descubrirás la verdadera inmensidad de la alegría.
No pienses dónde comienza y dónde podría terminar, porque lo único que harías de esa manera sería mantenerla lejos. La alegría de vivir es tuya, así que, simplemente, déjala ser.

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