lunes, 3 de mayo de 2010

Prueba esta receta, Vivirás mejor

En una cacerola derrita la inercia, la amargura y el tedio. Unte bien con mucha risa, especialmente sobre las propias tragedias. En bol aparte, pele y corte en tiras la ansiedad, pique fino el egoísmo. Ponga en remojo el yo hasta que se macere, pero cuide de no derretirlo enteramente. El rencor (que es furia rancia) aplástelo contra una tabla, troce el reproche y la envidia. Tire a la basura la pereza para pensar, la vanidad de no cometer errores y la cobardía de no admitirlos.
Deje largo rato bajo el grifo de agua, hasta que se vayan por el resumidero, el remordimiento por el pasado, la culpabilidad por el presente y el miedo por el futuro. Amase todo con ternura, generosamente sin ahorrar algun gramo de locura.
No se preocupe si tarda en ablandarse: la impaciencia no es compatible con la ternura. Sazone con la defensa de algún derecho, propio, y sobre todo ajeno. Cocine al fuego lento de la pasión, pero vigile que no se queme. Para decorar, use armonía con la existencia y distribuya en el molde combinando libertad, imaginación y lucidez. Deje reposar dos horas (o veinte años) y sírvalo con mucho amor.

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