Relájese, serénese, sonría levemente. Experimente asombro por estar vivo, por sentir, por pensar…
Mire, escuche, toque, sienta, pruebe, asómbrese más y más. Respire ese aire, que tanto necesita y que nunca le faltó. Alimente la llama de la gratitud con esos milagros cotidianos que vive cada día.
Piense en sus padres, en sus hermanos, en sus amigos, en sus amores, en su mascota, recuerde, cuando corrió por primera vez en una playa, cuando recibió su primer beso, cuando se subió por primera vez a un avión, cuando viajo con su familia.
Ahora no piense más, cierre sus ojos, esa es la emoción. Experimente esa serena alegría, reténgala, recuérdela. Mientras permanezca en ese estado el Universo celebrará con usted colmándolo de bendiciones.
El reto es conservar la felicidad aún sin, sin besos y sin playa: ante todo descarte inmediatamente el dolor por lo que pasó y la preocupación por lo que vendrá. Y luego, para que nunca le falte, comparta su felicidad generosamente con todos los demás.
Si estuviera cenando en un hermoso restaurante, compartiendo la mesa con buenos amigos, y la conversación fuera animada, la atención excelente, si ya estuviera frente a su primer plato, el que eligió, tomando su bebida favorita, sabiendo que le espera el plato principal, el postre, el café… seguramente no arruinaría unos momentos tan agradables lamentándose por todos aquellos platos que también le gustan pero que no estarán en su mesa esa noche. Simplemente no lo haría. Sólo disfrutaría de la cena y de la compañía.
Y en cada momento de nuestras vidas, en cada circunstancia, casi sin excepciones, existen suficientes elementos maravillosos como para colmarnos de dicha, de felicidad plena. Pero en lugar de asombrarnos y de disfrutar lo que cada instante nos ofrece, damos por hecho esos pequeños milagros, los consideramos ordinarios, naturales y cotidianos, y, en cambio, destacamos y nos concentramos en la carencia del momento.
Contemplemos en cada circunstancia aquello con lo que la vida nos está agasajando, lo que nos esta brindando y dispongámonos a disfrutarlo plenamente. Lo que hoy no tenemos y lo que no tenemos todavía, será precisamente eso con lo que la vida, generosa y abundante siempre, nos sorprenderá en algún otro momento inolvidable…
miércoles, 19 de mayo de 2010
1, 2, 3…A SENTIRSE BIEN
Publicado por
IRE
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Etiquetas:
disfrutar el momento