Me ha ayudado a sanar mis heridas, me defiende contra la tristeza, tiene experiencia en reconstruir corazones.
Nuestra conversación es fluida, amena, profunda, honesta y nuestra relación es solida y edificante. Con el tiempo hemos adoptado algunos hijos.
Tenemos una linda, vivaz, sonriente adolescente, su luz irradia belleza interior, se llama Amistad y es la mayor.
Ella siempre tiene palabras de confort para los demás, busca la armonía entre las personas, cuida incesantemente no herir al prójimo.
Que diferentes son todos los hijos, la de en medio es recta, culta, integra, ella y su papá son muy apegados, siempre andan juntos. A ella la bautizamos con el nombre de Sabiduría.
Y el Benjamín (el más pequeño), es necio, terco, quiere vivir solo en un lugar, es el que tiene la personalidad más compleja, se llama Amor y es un hijo HERMOSO. Las hermanas a veces se ponen celosas porque dicen que es mi consentido.
Cuando Amor hace travesuras y estragos, de inmediato pongo al tanto a su padre Tiempo y sin demora sale a arreglar todos los prejuicios y heridas que Amor abrió.
Por último tenemos a nuestra pequeña mascota, se llama Tita una french poodle con una mirada dulce y que a través de sus acciones nos refuerza cada día el convivir con nuestros primos, la familia es numerosa, los primos mayores se llaman, Respeto y Comunicación y la tía preferida se llama Honestidad. Hoy vivo en unión libre y con una familia divina.
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Lo viste, gracias